Fugacidad
- Noelia Ayelen Valdivia Gasco
- 16 mar 2018
- 1 Min. de lectura
Y qué es la vida sino un instante?
Creo que nos detenemos a pensar en el pasado, a pensar en el futuro, mientras el reloj no se detiene, solo suena, quedándonos en un vacio tiempo presente.
Entonces decido estar acá, decido dejar de anhelarte, dejar tu aroma atrás, a donde pertenece, y levantar la mirada y soñar en este cielo infinito.
Nadar en la oscuridad de la noche y sentir la brisa, sentir mis parpados caer, sentir como late mi corazón y reconocer el camino con destino de mi sangre que recorre mis venas.
E inhalo profundamente intentando entablar aquella conexión presente de mi mente con mi cuerpo.
Y en ese instante, sintiendo un poco de paz, un poco de equilibrio, tú.
Abro los ojos, veo tu mirada tímida, tus labios cerrados de pronto, tus manos rodean las mías, y te acercas y me abrazas; momento breve que sentí infinito y que debo admitir que me ahí, me hundí en ti, me hundí en tus palabras, me hundí en tus manos, me hundí y me deje ir en tu voz.
Ese pequeño instante, me trajo todas tus memorias guardadas, y aunque entre nosotros invada el silencio, las miradas sobran, y aunque no te ame, amo quienes fuimos. Y solo puedo decir, que aunque no me atrevo, te quiero y siempre siempre te recordare, como mi amor de una noche de abril y mil mil estrellas.
Gracias fugaz.

Gracias amor.
Comments